Desde que tengo memoria que escucho que en la Sociedad Protectora de Animales maltratan a los susodichos, y los eliminan de manera bastante brutal. Ayer salió en la prensa que dichas sospechas eran ciertas, y se desenmascaró una situación espantosa. Animales enfermos junto a sanos, cachorros moribundos por falta de alimento y agua, cadáveres por doquier, ratas, veterinarios falsos, en fin, un caos. La situación se venía denunciando desde hace meses, pero sólo ahora se llegó al lugar. Todo mundo rasga vestiduras y piden las mayores condenas posibles a los responsables (lo cual es lo justo), pero en cierto modos todos somos culpables. Existe un término llamado “tenencia responsable de mascotas”, esto es, asumir el compromiso que conlleva tener una mascota. Vacunas al día, desparasitar cada tres meses, esterilizar, mantener dentro de los límites de la propiedad, paseo con correa y bozal si es necesario (para ciertas razas llamadas “peligrosas” es obligatorio”), etc. Si Ud. tiene un perro, y este sale libremente de su casa se convierte en un vector de enfermedades bacterianas, virales, parasitarias, además de riesgo de mordeduras y generación de futuros (cientos) perritos o gatitos sin hogar. ¿Qué sacamos con quejarnos de estas malas personas que dirigían la Sociedad Protectora, si en nuestros propios hogares no actuamos de modo cabal?. Si quiere una mascota, vacúnela, desparasítela, esterilícela. No es tan caro, y aunque lo fuera, fue Ud. quien decidió libremente adoptar a su mascota. Y si ya no quiere más perritos ni gatitos, no piense que porque deja abandonada la camada a las puertas de la protectora, o pagando $5.000 estos se encargarán de ellos hasta que fallezcan de forma natural.
Sea responsable. Es el primer paso. Segundo, exija que su Oficina (o Departamento) Comunal de Higiene Ambiental y Control de Zoonosis haga su pega y efectúe desparasitaciones y controles periódicos. Tercero, demandar a las autoridades mayor Control y Fiscalización de estas entidades particulares de bienestar animal.
Y por favor, esterilice a su mascota.
Y cuídela.
Que nadie le obligó a tenerla (y harto amor gratuito que ellos nos dan)
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